"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































domingo, 7 de junio de 2009

Poder de la poesía



Invento el amor porque soy poeta
y las palabras son el palacio de humo
en el que vivo
en el que hago y deshago la realidad
invocando noches y mañanas exquisitamente inmóviles
en las que imagino que haciendo el amor
hago un mundo entero océanos y bosques
y toda una generación de niños azules.



Yo invento las palabras para decir te abrazo
y subo sobre tus hombros porque allí decidí poner la torre
desde donde mirar el paisaje verde que quiero hacer que exista
un paisaje de sombras y helechos gigantes
donde agazapados duendes mordisquean hongos venenosos sin morirse
y vos me mirás con los ojos de un animal manso
que me ha jurado lealtad y que me ve como el principio y el fin de todo.



Yo hago que tus manos se acerquen a mi cara
y acaricien apenas rozando el contorno más leve de mi oreja,
la barbilla, la nariz, el borde tembloroso con que mis labios
balbucean tu nombre,y digo que tu boca cerque mi cuello
y muerda la delgada extensión de mis clavículas
y hago que mi piel se piense isla, territorio de tus huellas de explorador
y digo que el agua te reciba para que nadés en el cenote de mi gruta espesa
y que allí tu cetro me corone de reina, de diosa,
de musa,de única mujer flamígera, incendio,
que aspirando pronuncia el amor desprovista de miedo,
de modestia,de toda sensatez.
Yo y mis palabras tomamos tu gesto más trivial
y lo alzamos como ofrenda de pan bueno
en el altar de las adoraciones.
Nada que hagás conmigo conocerá el desperdicio.


Yo lo tomaré, lo transfiguraré
y te ceñiré hombre que me has amado
con el laurel de los héroes
para que nunca duermas
para que despiertes y me ames
página tras página hasta el día aciago
en que ardan en las Alejandrías de la historia
las polvosas y antiguas bibliotecas.

Gioconda Belli

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