-¿No vas a ir al triatlón de Posadas en Córdoba el 6 de junio?
-Hombre, pues claro que voy!!!
Pero... Pero... Y mira que juré y juré mientras corría y el precinto de las barritas Mule Bar me arañaba, el esfínter externo del ano, el tejido subcutáneo del periné, el músculo transverso del periné y el cuerpo anocoxígeo, que no iba a volver a hacer más triatlones hasta que estuviese mejor preparado.
Pues... Hala! Ya estoy inscrito.
Ahora sólo falta encontrar el camino hacia el pueblo.
He visitado la guía Michelín y no tengo muy claro si me ha servido de algo o me ha complicado más el asunto. Entre si quiere la ruta más corta, la más larga, la recomendada, la económica, la que tiene más albergues, la que hizo Isabel II..., la que es, la que no es (por si quiere perderse)...
¡¡Pero coño!!
¿Cuantos caminos hay para ir a Posadas? Ni que fuera el Camino de Santiago.
Dame UNOOOooooo!!!!, UNNNOOOooooo!!!!!
Con lo fácil que era antes.
Abrías el librote.
Con sus anillas, con su polvo del camino de ir en la guantera y con el dedo índice sigues la carreterita hasta que llegas al pueblo de los c j...nes!!! Y ya está. Punto.
Ahora, tienes el mapa en la pantalla y quieres concretar con el zoom. Le das a la ruedecita del ratón y como te pases un poco te sale Europa entera.
Le doy para el otro lado y te sale una línea roja que se supone es una carretera que pertenece a la ruta pero como has perdido la referencia no te sirve.
Bueno. Este próximo sábado tengo dos odiseas. Una encontrar el pueblo. La otra terminar el triatlón. Ah!... Me queda otra, la tercera: volver por el mismo camino.
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