"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































martes, 14 de febrero de 2012

Amor

Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?
Fernando Pessoa (1888 - 1935)

Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
Madre Teresa de Calcuta (1919 -1997)



Creo que mejor si no te duele. Es más sano.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Corriendo por la playa

Para escucharla en el fondo del agua (si puedes aguantar) o en su defecto, corriendo cerca de la playa.

jueves, 2 de febrero de 2012

Adiestrando a nuestro caballo a la meditación

Meditar es observar desde "nuestro interior" Más allá de nuestros pensamientos. Desde mucho más allá.
Normalmente nuestra mente vive poniendo etiquetas, juzga, critica, se confunde con argumentos ajenos y propios, y al final, acabamos viviendo en un estado de continua agitación.
Nos vendría bien saber desconectarnos. A veces es eficaz utilizar, como digo, la crítica, el juicio, la reflexión pero, ¿cuándo descansamos?. ¿Cuando nuestra mente quiere o cuando nosotros queremos? ¿Cuando nuestro caballo decida parar?
Entonces llega el instante mágico donde nos damos cuenta de que nuestro caballo está desbocado. Ese es el primer paso, gran paso, para comenzar a observar qué sucede, por donde estamos dejándonos llevar, hacia dónde queremos ir.

Meditar es observar sin juicios ni etiquetas. ¿Crees que es fácil? ¡Inténtalo! Ya verás como en seguida acabas cabalgando sin control. Debemos entrenar diariamente a nuestro caballo. Da igual en qué momento del día o de la noche. Da igual, en un principio, cuánto tiempo. Tenemos que generar un hábito que no poseemos. Depende de nosotros. Podemos ser conscientes y permanecer en "estado de observación" en cualquier momento. Comprando el pan, haciendo un huevo frito, mirando las musarañas... Podemos, también, dedicar 20 minutos exclusivos, al día, a tal efecto.

No es lo mismo entrenar a nuestro caballo en plena Gran Vía que hacerlo en un entorno acogedor. Unas velas, una alfombra, luz tenue, algún objeto que nos transmita paz y tranquilidad...no sé...una figura de Buda o cualquier otra cosa.

La postura siempre busca la espalda recta y alineada. Tumbado o sentado. Como quieras.

Un ritual de apertura y cierre da un sentido especial a la meditación. Utilizar una frase como:

El que todo lo juzga fácil, encontrara la vida difícil. - Lao Tse
"Que mi paz lleve paz al mundo" y al terminar " Que estos minutos de paz hayan llevado paz al mundo"

El entrenamiento de nuestro caballo puede ser monótono o podemos utilizar algunas herramientas que nos van a dar ánimos para seguir. Sabías que hay meditación para controlar el estrés, para recargarse de energía, para equilibrar el ciclo menstrual, para animarse a tomar decisiones...Ya las veremos.



 Es posible que sean juegos, todos ellos encaminados al mismo fin: desde un estado de equilibrio observar la vida y a nosotros mismos, sin tanto caos, preocupaciones innecesarias y más salud física y mental. Si ese juego me hace bien. ¿Por qué no?

Vamos caballito. ¡Por aquí!