"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































jueves, 30 de abril de 2009

Para desearte



Diosa del Amor, del Saber y de las Divinidades
Azul, oro y azul,
Punto fijo del infinito,
Interior sobre interior,
Limpio de gritos y suspiros.

Al andar, tus pasos se mezclan con la tierra,
La tierra con tu nívea pureza
Que continentes mueve y, resucita.

Origen de cálidos vientos
De donde manará, algún día, tu volcán de firme espuma.
Hervidero de luz, que entra en habitaciones oscuras,
Sobre suelo de madera helada, eres el sol
Que calientas mis pies y mi conciencia.

Rincón estrellado, rincón angustiado, rincón deseado.
Abre tu profundo cofre y el mundo entenderá por qué.
 
Mirso De Tolina

martes, 28 de abril de 2009

Dolor muscular



¿Cuantas horas permaneces sentado?
¿Y de pie?
¿O de cualquier otra postura permanente durante horas y horas?

La musculatura postural y el esqueleto nos sujeta como una percha a su camisa.

Pero esta percha muscular tiene un límite. Podrá aguantar horas una misma postura durante, pongamos 1 ó 2 días, pero y si hablamos de semanas, o meses, o años, o décadas... Sentados horas y horas delante de nuestro ordenador, con nuestros problemas, con nuestro estrés.

La percha, entonces se va debilitando, pierde eficiencia y eficacia , se va haciendo cada vez más rígida, menos flexible, y el tejido que hay alrededor también. Este tejido comienza a tener dificultades para respirar. Para oxigenarse. Además resulta que por las noches cuando nuestro cuerpo se dedica a recuperarse y regenerarse, además, no dormimos bien.

Al cabo del tiempo sentimos nuestros músculos ardiendo, pesados, tirantes, con falta de coordinación para movimientos relativamente sencillos, músculos en definitiva doloridos y con un tono excesivo en un estado de relajación.

Si el sistema muscular ya no funciona como es debido, el peso de nuestro cuerpo recaerá sobre otras estructuras. Articulaciones, discos intervertebrales, ligamentos... Y estas, son estructuras de ayuda, secundarias, con otras funciones. Imaginemos una tienda de campaña con sus tensores flojos. Si hace un poco de viento, si le damos un pequeño golpe la tienda saldrá volando o se hundirá recayendo todo el peso en el pivote central que sujeta la estructura.

Nuestra tronco perderá estabilidad y al mover nuestras extremidades la columna sufrirá más.

Entonces vamos al médico. Nos hace una radiografía. Y nos dice:

-Su columna está bien. Lo mejor para su espalda es que haga natación.

(Y yo pregunto: ¿Y si esa persona no sabe nadar o sabe pero mal, no será contraproducente? ¿Y si esa persona no tiene un hábito de deporte-salud en su vida, no necesitará a alguien que le aconseje, que le enseñe, que le asesore?)

Efectivamente, la tensión todavía no ha llegado al hueso. Pero, ¿y las estructuras que no aparecen en la Rx?

Volvemos a ir al médico. Nos hace una carísima resonancia magnética (que paga la "sesguridad sosial")

-No tiene usted ninguna hérnia.

O también puede que...:

-Tiene usted una hérnia. Hay que operar.

(Y yo pregunto: ¿Está seguro que el dolor es debido a la hernia? ¿No podríamos realizar una exploración más exhaustiva?)

Resulta que hay mucha gente andando por ahí con hérnias sin saberlo y haciendo una vida normal, pero en nuestro caso ha coincidido un problema de espalda y entonces el dolor se achaca a lo más evidente: la hérnia.

Supongamos que esa persona es operada. Tras la operación debe hacer un trabajo de recuperación, como hay mucha cola en rehabilitación, lo hace tarde y mal. Se empieza a poner nerviosa porque le dijeron que en 1 mes iba a estar trabajando sin problema y la cosa se alarga. Como consecuencia, tres meses después está igual o peor, con más estrés, más nerviosa, más insegura y ya no se cree nada de lo que le digan.

¿Por qué? Porque el camino que se debió seguir es un camino más cercano al razonamiento lógico. Es decir, descubramos su historial. ¿Cómo? Preguntando. Se produjo la lesión, ¿de forma repentina? ¿Fue poco a poco? ¿Se hizo exploración manual en su día? ¿Qué trabajo tiene? ¿Cuanto tiempo lleva con problemas de espalda? Semanas, meses, años...

A partir de aquí y, como bien dice el Dr. Ciril Rodman, el diagnóstico será más preciso y las pruebas complementarias serán la ayuda no la base al definitivo dictamen.

Cuento este proceso médico típico porque el dolor muchas veces es debido a un trastorno funcional. O sea, el dolor no es debido a modificaciones orgánicas de los discos o compresiones nerviosas, sino más bien a un trastorno muscular sin lesión aparente y además, con alteraciones en el control motor. Por lo tanto nada se ve en la RX y nada se ve en la RMN.

Qué aspectos trabajamos en la terapia acuática que pretenden que nos sintamos mejor:

-Control intervertebral
-Control de la orientación lumbo-pélvica del que se benefician miembros inferiores y superiores
-Control del equilibrio del cuerpo
-Control postural
.
Estos cuatro parámetros solucionan, en teoría, el problema de los trastornos funcionales. Los cerrojos mejoran el sistema muscular local o profundo proporcionando estabilidad entre otros beneficios (podéis leer anteriores entradas). El trabajo con balón, la respiración, los estiramientos, la relajación, la capacidad de concentración y atención nos aportan mayor control. Hasta las relaciones entre el grupo, la risa, el desconectar de actividades que hemos hecho durante años y que pueden estar asociadas al estrés, tienen efectos positivos para nosotros.
Qt. and A.

sábado, 25 de abril de 2009

"For once in my life" Pincha al lado si además quieres escucharla


Por una vez en mi vida tengo alguien que me necesita,
Alguien que necesité por tanto tiempo.
Por una vez no tengo miedo de ir donde la vida me lleva,
Y de alguna manera sé que voy a ser fuerte.
Por una vez puedo tocar lo que mi corazón solía soñar.
Hace tiempo sabía que alguien tan cálida como tú podría hacer
mis sueños realidad.
Por una vez en mi vida no voy a dejar que el dolor me lastime,
como me lastimó una vez.
Por una vez tengo a alguien que sé que no
va a abandonarme, ya no estoy solo.
Por una vez puedo decir: “esto es mío y no puedes tomarlo”
Mientras tenga amor sé que puedo lograrlo
Por una vez en mi vida tengo alguien que me necesita...

Tu ácido beso se me hizo azul




Tu ácido beso se me hizo azul,
Azul aguas profundas.
Y mi pensamiento parpadeaba,
Escabrosas dudas recónditas.
Además, nuestro futuro es oscuro,
Oscuro sentimientos vacíos

Iluminado de inocentes blancos,
Los blancos de mis ensueños.
Lúcidas casas de Haría.
Pero resulta que tu acre beso azul profundo
Fue una luz más luz que un simple beso,

Y ese beso fue más beso,
En mis labios de ayer que ahora son tuyos.


Mirso De Tolina

jueves, 23 de abril de 2009

Semana Santa a 42km 537m (final B)



A petición de algunos seguidores de la entrada "Semana Santa a 42km 537m" del día 13/o4, voy a proponer un segundo final. Pero, no os preocupéis, si este no os place, en próximos días haré un tercer final y una encuesta para ver cual es el más votado. Sin más, y a partir del siguiente párrafo la historia se desarrolla de la siguiente manera:




Miré al cielo esperando encontrar un helicóptero fumigador o algo por el estilo, era lo único que me faltaba, y de refilón vi detrás de mí un poema grabado en azulejos de cerámica de V. L. Olalla Molinero, algún ilustre del pueblo, que me miraba fijamente a los ojos. Hice una lectura rápida, -ahmmm-ahnmmammm-ehmnnnm,...- hasta llegar a los dos últimos versos que decían:

“... que estas son las glorias de ayer y de hoy de nuestro pueblo La Peza”

En mi mente quedó resonando ese último verso: "...que estas son las glorias... de ayer y de hoy... de nuestro pueblo La Peza"

Di tres pasos lentamente hacia atrás, separándome poco a poco de aquel... de aquel... de aquel poema que estoy seguro no habrá leído nadie del pueblo. Me volví a sentar en el banco, observando el cuadro humano que se presentaba delante de mí. La Alsina, el gitanillo, los cuatro en la moto, el camionero, el niño y la madre, como si fuera una pintura, como las "Pequeñinas de Velazquez" que dirían en mi pueblo.

Entonces, me dirigí hacia el mozuelo de los altavoces, se había parado un momento a charlar con un colega del pueblo. Me asomé por la ventanilla intentando no meter mucho la cabeza para que no me estallasen los oídos. Le miré a los ojos y entendió perfectamente lo que estaba buscando. Con un gesto de cabeza me señaló el maletero de atrás. Lo abrí y saqué un vaso que coloqué sobre un muro situado a mi derecha. Una botella de Martini. Una botella de ginebra. Una aceituna. Un palillo y 6 cubitos de hielo. Por supuesto las botellas estaban bien frías dentro de un capazo lleno de hielo al lado de la azada y un pequeño botijo que llevaba entre toda aquella bodega ambulante.

Mezclé 5 cl de ginebra con 1 cl de Martini&Bianco más el hielo. A continuación , cruce un pie sobre el otro, apoyé mi codo derecho sobre el muro mientras sujetaba el vaso con la mano izquierda y comencé a dar vueltas a la mezcla, con el palillo y su correspondiente aceituna insertada en él, en sentido horario.

Cerré los ojos y seguí... y seguí... y seguí dando vueltas al Martini hasta que noté el aliento de alguien frente a mí. Cuando abrí los ojos, no os lo perdáis, el pueblo había cambiado completamente. Un niño de unos diez años me miraba fijamente con gran curiosidad a dos palmos del muro donde estaba apoyado.

-¿Qué miras, nene? -pregunté-

- ¿De qué pueblo eres? -dijo el niño-

-¿Yo? -dije-, mientras pensaba dónde habría comprado el niño el pantaloncillo corto que vestía y aquella camisa a cuadros con su chaquetilla marrón de pana tan graciosa.

-¿Dónde está el camionero, chaval?

-¿Einng? -Me contestó con cara de asombro-.

-El enano preguntó rápidamente...- ¿Qué llevas en la cabeza?

-¿Un casco, no lo ves?

-¿Un quéeeeee?

De forma instintiva volví a dar una vuelta más al Martini, en sentido horario.
Y aquí viene lo bueno.
Tuve que parpadear 15 ó 20 veces, restregarme los ojos, qué digo restregarme... frotármelos de tal forma que casi me los saco.

Aquel pedazo de mocoso había rejuvenecido unos 5 años más.

El brazo se me quedó inmóvil de forma refleja.

No sé si eran imaginaciones pero creí escuchar una canción que decía:

"Donde estés... y a la hora que estés... un Martini te invita a vivir... su inquietante sabor tiene vida y color... Es Martiiiiiniiiiiiiiiiiiii!!!!"

No me atreví a darle más vueltas a aquel mejunje.

-¿Y toda la gente que había en la plaza hace un rato? -grité-

El chavalín me miraba sin parpadear con aquellos ojos como dos balones de Pilates. Miraba la bici, mi casco, me miraba de arriba abajo como si fuera un extraterrestre.

-¡Niño! ¡Contesta! ¿Cómo te llamas?

-¿Quién, yo?

-¡Pues claro! ¿Con quién estoy hablando? ¡Responde!

-Me llamo Victor Luís Olalla Molinero, para servirle. -replicó el niño-

-¡Coño! El del poema. Ah, pues yo pensaba que tu padre había muerto hace tiempo.

-¿Mi padre? Qué va. Ahora está trabajando en el campo con las mulas...
A no ser, que... A no ser, que...
BBuuuuUUUaaaAAAAA!!!!!.... BuuuUUUuaaaAAAAA.....!!!!!
-Nene, no llores que se van a pensar que te estoy haciendo algo raro. ¡Nene, por favor!...

-NO ME DIGA QUE MI PADRE A MUERToooOOOOOO....
BuuuUUUUaaaaAAAAAAA!!!!!!!

-No, a ver si me explico...-intenté tranquilizarlo- No quería decir eso. ¿Vamos a ver, cómo se llama tu padre?

-Snif....Snif....¿Mi padre? Victor Olalla Peral.

-¿Peral?... ¿Peral?... ¿Pero tu padre no es el poeta?

-Bueno... Sí. Mi padre me ha enseñado una poesía si es eso a lo que se refiere.

-¡Ah, si! ¡Dímela, rápido!

-¡Ejemm!-Y muy serio. Firme y con la barbilla alta, dijo- "Entre los dedos de las manos y los dedos de los pies... los coj.... y mi p.... todos suman veintitrés"

-¡PERO...PERO... NENE! ¿Qué coño de poema es ese? No se dicen palabrotas.

-Usted ha dicho coño. Y mi padre dice que en el arte todo es válido... Y mi padre dice que...

-¡Vale! ¡Vale! Ya tengo bastante. ¿Entonces tú eres el del poema que leí hace un rato? O sea, hace unos años... O sea, qué lío me estoy haciendo... Bueno tengo que irme... Tengo prisa... Me estoy poniendo muy nervioso.

El niño, más tranquilo, me obsequió con una dulce sonrisa.

-Mira nene, tú no lo entiendes... Yo estaba bebiéndome un Martini cuando... Bueno, "paquetecuentoesto". Esto deben ser "las glorias de ayer y de hoy de nuestro pueblo La Peza"

-Oiga. ¡Qué bonito! Usted también es un poeta. ¿Me regala ese verso? -Dijo el niño muy entusiasmado-
-Claro que sí, es tuyo. No lo olvides nunca. ¿Vale? Algún día lo utilizarás.

Volví a coger el Martini que había dejado sobre el muro. Y pensé. Lo hecho se podrá deshacer.

Mi mano temblorosa sujetaba el vaso. Los cubitos castañeaban contra sus paredes produciendo un sonido peculiar, como el cascabel de una serpiente. El niño me miraba fijamente agarrando sus manos por detrás de la espalda.

Cerré los ojos cogí el palillo con su aceituna y empecé a girar y girar... Girar y girar el Martini esta vez en sentido anti horario. Y así estuve un buen rato... Un buen rato...
Cuando abrí los ojos el niño había desaparecido. nadie había a mi alrededor. El pueblo parecía un pueblo fantasma. Me entró un acojono tal, que agarré la bici y salí pitando de aquel sitio. Maldita la hora que decidí llegar hasta aquí.

Todo lo acontecido giraba enloquecidamente en mi cabeza. Estaba confuso. De vez en cuando me golpeaba la mejilla para confirmar que estaba despierto. Y ¡pim! y ¡pam!. Y ¡pam! y !pim!...
Transcurridos unos 10km pedaleando cuesta arriba y con la cara completamente abofeteada, de repente, frené en seco. Algo extraño vi a lo lejos. Me bajé de la bici y me escondí detrás de un gran arbusto al borde de la carretera. Nada de esto me cuadraba. Tenía el presentimiento de que las cosas no eran como antes.

A 500 metros, a lo lejos, sobre lo alto de una pequeña colina 4 jinetes a caballo hablaban entre ellos mientras, me daba la impresión, vigilaban los alrededores. Como de lejos no veo bien, saqué mis gafas de la mochila. Mientras rebuscaba, observé un periódico medio enterrado entre la tierra. El formato era desconocido y el titular en la primera página me llamó la atención. Me quedé boquiabierto cuando asimilé lo que estaba pasando.
El titular decía:
"LA ESPECIE HUMANA AL BORDE DE LA EXTINCIÓN"
Los símios se hacen con el control del planeta.
La ingeniería genética se nos fue de las manos y bla..bla...bla.
Fecha: 9 de abril de 2245.
En la foto de portada, cinco símios asomados en lo alto de la Torre de La Vela de la Alhambra. Agencia EFE.

Al terminar de leer me toqué la entrepierna. Me había meado.
Cuando levanté la cabeza, los 4 simios a caballo se encontraban a escasos metros.
Me monté en la bici y tiré cuesta abajo más rápido que Julián Muñoz recalificando terrenos. Aquellos salvajes gritaban como posesos y creo que no tenían buenas intenciones.

-Espero que el Martini siga sobre el muro -pensé-.
La salvación del planeta dependía de un vermut con ginebra, un palillo y su aceituna.

lunes, 20 de abril de 2009

Agujero


Un bache, un revés...
Un agujero en la oscuridad me abriga todas las noches,
Al amanecer, me cubro con la sábana del miedo.
Durante el día, paseo por el desconsuelo
Susurrando desertores argumentos aferrados a mí ombligo.

A veces, me veo perplejo entre tanta basura,
Ahogado en mí mismo
Y cuando no puedo más,
Un sureño aliento me acaricia la nuca,
Cómo fervientes gotas serenas, en medio del Ártico
Que cosquillean mi conciencia.
Deseo, entonces, brotar del crudo e inmaduro manantial,
Humedeciendo la costra cobarde del desdén,
Despegando los retales desorientados del porvenir.



O también:

Un bache, un revés, un agujero.
El principio de los principios,
El primer paso, la salida.

Lo que sea, está por llegar,
Detrás no hay nada.
Todo limpio, todo virgen.

El primer suspiro, el primer amor
La oportunidad para la luz.
En él terminaremos.
Con él construiremos.

viernes, 17 de abril de 2009

A ver si es verdad. Aquarius.


Cuando la Luna esté en la Séptima Casa,
y Júpiter se alinee con Marte,
entonces la Paz guiará a los Planetas,
y el Amor conducirá a las Estrellas.

Es el amanecer de la Era de Acuario...
la Era de Acuario¡
Acuario!¡Acuario!

Abundará la armonía y la comprensión,
la simpatía y la confianza,
no habrá más engaños ni más burlas: una vida dorada,
sueños de visiones,
una revelación mística cristalina,
y la auténtica liberación de la mente
¡Acuario!¡Acuario!

Cuando la Luna esté en la Séptima Casa,
y Júpiter se alinee con Marte,
entonces la Paz guiará a los Planetas,
y el Amor conducirá a las Estrellas.
Es el amanecer de la Era de Acuario...
la Era de Acuario
¡Acuario!¡Acuario!

Poema vikingo


Hey, Hey, Wickie,
Hey Wickie, hey
La vela estirarás
Tú eres Wickie
Un vikingo más
Y vas a navegar
La, la, lala, la, la, lala, Wickieeeee
El lobo malo te asustará
Y también la tempestad
Afronta todo con valor
Con alegría y sin temor
Hey, Hey, Wickie,
Hey Wickie, hey
Nadie te vencera
Si hay problemas, tu imaginación,
Siempre te salvará
La, la, lala, la, la, lala, Wickieeeee
Eeehiiiiii.

miércoles, 15 de abril de 2009

¡Mucho cuidado con el timo del supermercado!



Quiero comentaros un timo que se está produciendo durante estos días en los grandes supermercados. Prestad mucha atención.

Llegas al supermercado con tu coche y cuando te dispones a aparcar, dos chicas jóvenes de bastante buen parecer se acercan y te dicen que si pueden limpiar tu parabrisas. Tú les dices que sí y a continuación te vas a comprar. Cuando vuelves con la compra, ellas te están esperando. Te sientes obligado a darles algo pero ellas dicen que no. Sólo te piden que las lleves hasta las afueras de la ciudad. Por pena aceptas. Durante el trayecto ellas comienzan a hacer juegos lésbicos en el asiento de atrás. Tú, educado, intentas no mirar por el retrovisor. Cuando llegas al final del trayecto, a un sitio tranquilo y les preguntas si les parece bien dejarlas allí, una de ellas se sienta a tu lado y te hace una felación. Mientras, la otra aprovecha, sale, te abre el maletero y se lleva los yogures, el zumo, el arroz y el cuarto mitad de jamón.

Esto me sucedió el pasado martes, luego volví a caer el viernes, el lunes por la tarde otra vez y creo que mañana por la mañana caeré otra vez. No sé que me pasa pero siempre me engañan, así que quería preveniros, para que a vosotros no os pase igual y os quedéis con el frigorífico vacío, sin nada que llevaros a la boca.

martes, 14 de abril de 2009

Creo que pasaremos juntos algún tiempo


Soledad, aquí están mis credenciales
vengo llamando a tu puerta desde hace un tiempo
creo que pasaremos juntos temporales
propongo que tú y yo nos vayamos conociendo.

Aquí estoy, te traigo mis cicatrices
palabras sobre papel pentagramado
no te fijes mucho en lo que dicen
me encontrarás en cada cosa que he callado.

Ya pasó, ya he dejado que se empañe la ilusión de que vivir es indoloro.
Que raro que seas tú quien me acompañe,
soledad, a mí, que nunca supe bien cómo estar solo.

Jorge Drexler

lunes, 13 de abril de 2009

Semana Santa a 42km 537m


Al despertar saqué los tapones de mis oídos. La tensión acumulada durante la noche, al no poder escapar por el conducto auditivo, ocupó mis ojeras. Unos nuevos vecinos se instalaron en el piso vacío de al lado hace unas semanas. El tabique de mi habitación cocina-comedor-dormitorio, es tan fino, que puedo oír el chorrillo del pipí de mis “amigos”. Aparte de las diferentes micciones familiares, me suelen maravillar con simpáticos discursos. Ayer me acosté con la charla: “Raúl e Higuaín son dos inútiles” y “Manolo Chávez es ministro porque asín ya tiene un sueldo patoala vida”. Supongo que el dueño de la constructora de mi edificio, Ávila Rojas, no tendrá ese problema (me refiero al del tabique no al del dinero). Ni tampoco sus hijos. Ni tampoco sus nietos. Ni tampoco los nietos de sus nietos.

Yo tenía un bonito dormitorio, a secas, donde dormía a pierna suelta. Ahora es un dormitorio-cuarto trastero. Tuve que marcharme de allí a mi otra y multiusos última habitación de la casa, debido a otra familia de cavernícolas que tengo en el lado oeste. Papa troglodita, mamá, hijo e hija accnéicos y por supuesto de herencia paleolítica. El niño a sus 14 años solo sabe gruñir y berrear. No necesita más, con media docena de sonidos diferentes puede comunicarse con los rugidos de mamá y satisfacer sus necesidades básicas. La cavernícola adolescente también me ameniza con sus conferencias y monólogos. Entre los más destacados cabe mencionar: “Mi novio es gilipollas”, “Mi novio ya no me quiere” y “¿Por qué mi hermano se toca los huevos mientras yo tengo que hacer la cena? Todavía me deleita con su “cálida” voz durante mis estancias en el cuarto de baño (solo voy al ala oeste para tal menester) Así que mi situación es: cavernícolas al oeste y ahora también, cavernícolas al este. Pero ya no tengo escapatoria, no me quedan más habitaciones. Estoy arrinconado como un ratoncillo de laboratorio, moviendo mis blancos bigotillos y aferrado a mis preciosos tapones de goma-espuma amarilla. Ñam, ñam, ñam...

Soleado Jueves Santo. Desayuné y decidí irme con la bici lo más lejos posible. A un sitio donde se respirase tranquilidad. Mientras me vestía el nuevo vecino del este (geográfico no de procedencia) jugaba a la Play, al mismo tiempo su hijo lloraba porque su papá no le hacía caso. Le contaba a su adorada esposa, la “Pauli”, que se iba a comprar un Seat León para poder fardar por la autovía a 190. Para él, el coche es como una prolongación de su masculinidad. Llegué a esta conclusión tras hora y media de “quépollâ”, “notiéco-o-nes” “j-âbes” y “telo-uro” entre pedazos de discurso sobre la virilidad y el coche.
Tan solo transcurrieron 30 minutos hasta que llegué a la carretera de Cenes. Durante ese tiempo pude respirar la mitad de gases efecto invernadero que desde la ciudad de Granada vertían los autobuses de línea, esquivar a 3 coches que me pasaron a menos de medio metro arrancándome las pegatinas de la bici y sortear a varios turistas despistados con su moda turista de chanclas y calcetines blancos raya roja, raya azul.
Por fin me alejaba de la ciudad, de mi cocina-salón-dormitorio y de mis tabiques. Algún que otro coche, por cierto del tipo Seat León, me pitó a la vez que el conductor hacía aspavientos y vocalizaba lindeces, considerando que una bicicleta no tiene derecho a circular por una carretera comarcal.
Parecía que el día se relajaba mientras el desnivel de la carretera se estresaba kilómetros antes de llegar al pantano de Quentar. Pero entonces cinco motos gordas me adelantaron a toda velocidad zigzagueando como Valentino Rossi por aquellas peligrosas curvas. Dos kilómetros más allá uno de ellos permanecía con una rodilla empotrada en un guarda raíl. Estaba sentado y consciente. Consciente de que había hecho el gilipollas. Seguramente tras su recuperación dejará la moto y se comprará un Seat León. Es más seguro cuando se hace el cabra.

Bueno, la tranquilidad que buscaba debía estar más lejos, así que decidí llegar hasta La Peza. 42km 537m más allá de mis tabiques este y oeste llegué a un banco de madera a la entrada del pueblo. Un pequeño cobertizo de troncos cubría un mapa titulado Comarca de Guadix. Un autobús de Alsina Graelles con su conductor camisa azul clara, suéter azul oscuro, esperaba su salida dirección Guadix un poco más abajo. Me quité el casco, los guantes, saqué de mi mochila mi “taper” de los 101 Dálmatas, me senté y estiré las piernas dispuesto a almorzar tranquilamente en el soleado banquito.

-“.... y vamos pa MadriiiiidDDD.... Ay..., sin remordimientooooOOOO....”

Miré a mi izquierda y un camionero escuchaba la canción a todo volumen mientras lavaba su camión con un artilugio de agua a presión que chisporroteaba sin cesar. Supongo que aprovechando las vacaciones de Semana Santa. Una madre, le gritaba desde abajo a su niño que asomado al balcón miraba a papá lavar con ahínco el vehículo:

-Cierra la puerta del balcón y sal por la terrazaAAAA
-¿QuéEEE?
-Que cierres la puertaAAAA del balcóOOOn y salgas por la terazaAAAAA
-¿QuéEEE?

En fin.

-Brrrrrrrroooooooummmmmm.... tumtuntuntuntuntutn.......

Miré a mi derecha y el conductor de la Alsina había arrancado su autobús aunque permanecía parado, sin moverse. Debe tener una explicación científica pero no entiendo por qué los autobuses se arrancan con media hora de antelación. Ni que fueran un Boeing. ¿Y si fuera una falsa creencia? Como la afirmación en los años 60 de la nula diferencia entre la leche materna y las leches artificiales. O aquella de que en la política se está por vocación. O aquella que aseguraba que la tierra era plana. La cantidad de gasóleo que se podría ahorrar el mundo si los autobuses arrancasen a su hora. Pensé.
No me había dado tiempo a llevarme la primera cucharada de arroz a la boca cuando un gitanillo, de tonalidad chocolate en polvo Valor, salió de la calle de enfrente montado en una moto de esas que no levantan 2 palmos del suelo, sin casco, claro. Por supuesto con el tubo de escape roto de forma que no oía ni el chisporroteo, ni la Alsina, ni la canción del camionero, ni la madre, ni al niño que lo parió. Antes de desaparecer el pequeño motorista, un jovenzuelo “pecense” (si es que se dice así) pasó con su destartalado coche, los cristales hasta abajo y un equipo de música con cuatro altavoces como cuatro monas de Pascua (más caros que el propio coche) con el típico tema, “Chunta que te Chunta”, que hizo temblar la marquesina de la parada de bus que tenía enfrente. Además estuvo a punto de chocar con otra moto de montaña que llevaba, y nombro de delante a atrás a, imagino, padre, hijo, hija y abuelo, en plan sándwich familiar. También con su correspondiente tubo de escape trucado y por supuesto sin casco, supongo que con él, los cuatro deberían ir ladeados el primero a la izquierda, el segundo a la derecha y así sucesivamente hasta el cuarto para poder hacer su viaje por la comarca sin que el abuelo cayese por el guardabarros trasero como si de un tobogán se tratase.
Miré al cielo esperando encontrar un helicóptero fumigador o algo por el estilo, era lo único que me faltaba, y de refilón vi detrás de mí un poema grabado en azulejos de cerámica de V. L. Olalla Molinero, algún ilustre del pueblo, que me miraba fijamente a los ojos.
Hice una lectura rápida, -ahmmm-ahnmmammm-ehmnnnm,...- hasta llegar a los dos últimos versos que decían:

“... que estas son las glorias de ayer y de hoy
de nuestro pueblo La Peza

Y yo me pregunté:

-¿Pero dónde leches me he metido?
-¿O es el mundo?
-¿O es que me he vuelto muy quisquilloso?
-¿Sabrá alguien tocar la gaita en este pueblo?

Esta última pregunta siempre me la hago cuando no me llega sangre al “celebro” o cuando me empiezo a poner nervioso.

Y mientras releía los dos últimos versos y me hacía estas y otras preguntas, una especie de campo energético se fue creando en mi interior como un tsunami, lo imaginé como una tormenta de meteoritos gástricos que se desplazó desde mi estómago cogiendo cada vez más velocidad, subió por mi esófago como el despegue del Apolo XIII, lo retuve unos instantes, abrí la boca y sin pensar solté un gigantesco eructo. Seco. Ronco. Masculino. Velludo. Arremangado. Paquetero.
Fue tan bestial que mi campanilla todavía sigue vibrando como hizo vibrar a la campana de la torre de la iglesia. Pero entonces, como por arte de magia, como si de una pócima que de invisible me hizo visible, como si alguien me hubiera clikeado en la pestaña de negrita y me hubiera remarcado, entré en consonancia con aquella gente. El camionero se giró y levantó el brazo saludándome, el conductor del Alsina me sonrió asintiendo con la cabeza, el gitanillo me devolvió otro de similares proporciones y los cuatro jinetes de la “Apocalipsis-Moto” me dijeron hasta luego al unísono. Incluso el niño cerró la puerta del balcón y salió por la terraza. No sé bien si es que entendió el mensaje o fue del susto.

¡Señoras!... ¡Señores!... Ahora lo comprendo todo. Yo me encontraba fuera de este mundo. Yo no hablaba el mismo idioma, a 42km 537m de mi casa todo sigue igual y probablemente a 1000km de aquí. El lenguaje que se habla ahora llega a los rincones más recónditos del mundo aunque uno quiera escapar. Y un servidor no puede quedarse atrás. O se evoluciona o te comen.
Por lo tanto y como conclusión final, en cuanto lleguen mis nuevos vecinos a casa, son las 2h 37 minutos de la madrugada del Viernes Santo y estarán a punto, voy a demostrarles que he entendido su mensaje, que entiendo su dialecto. Ahora comprendo que son felices, que por eso vociferan sin importarles la hora. Quieren demostrármelo. Que tienen la delicadeza de dormir durante el día para darme algunos minutos de descanso y que celebran su alegría con música y fiestas hasta altas horas de la madrugada. Que muchas veces el fondo este y el fondo oeste se ponen de acuerdo dejando a ras de suelo a cualquier megabotellón con su eco de felicidad. Supongo que invitándome a la fiesta de la vida.
¡Qué considerados!
¿Cómo no he podido entender la forma de transmitirme su regocijo?
Por eso, en “cuantito” lleguen, tocaré su timbre y nada más abrirme la puerta, les ofreceré uno de mis mejores eructos para darles la bienvenida.
Qt. and A.

jueves, 2 de abril de 2009

Sin perder la forma



Bueno. Aquí estoy otra vez. En mi linea. Acabaron la carrera 138 triatletas. Mi posición la ante antepenúltima. Para que os hagáis una idea os voy a poner los tiempos del primer clasificado y mios.
Natación 3.000 m: Eneko Llanos, 39 min 16 seg. Yo, 58 min 05 seg.
Bicicleta 80 km: Eneko Llanos, 2h 13 min 47 seg. Yo, 3h 10 min 48 seg.
Carrera 20 km: Eneko Llanos, 1h 18 min 40 seg. Yo, 2h 05 min 02 seg.
Es decir, nadando ya me saca, vamos a poner, 20 minutos. En la bici, alrededor de 1 hora y corriendo unos 45 minutos. Y yo me pregunto:
¿Eso es normal?
¿Es posible que ese muchacho lleve escondido algún motorcillo que lo impulse a velocidades sobre humanas? ¿Es posible que yo lleve un lastre que me frene a velocidades infra humanas?
¿Es posible que sea posible?
¿Habrá enfermado tras la carrera como yo?
¿Qué hará durante las 2 horas sobrantes que tiene mientras que yo aún estoy en carrera?
¿Tocará la gaita?
Estas y otras preguntas pasan por mi mente sin cesar, sobre todo la última, durante los 5 km finales de carrera cuando ya no me llega la sangre al "celebro".
Eneko, si es que no me da tiempo a verte en persona. Te conozco por fotografía.
¿No me darás algún consejito para acabar alguna carrera en condiciones?
Conclusión: Tras mi 3ª edición en esta competición el resultado es totalmente positivo. No he perdido mi forma y mantengo mis tiempos cada año con menos problemas. ¡Ole y ole!
P.D.: Ese 61 que veis en la foto soy yo. Llego el último hasta en las fotos.