"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
La gota más lejana al mar
Jugueteando,
llega a la orilla la gota más lejana al mar,
y se acomoda bajo tus pies.
Se posa sobre tu cuerpo, se desnuda y te espera.
Como disimulando,
como si nada,
la más lejana al mar
te toca, te acaricia, lame tu cuerpo.
La que susurró a los océanos
a las bestias oscuras de las profundidades.
La que navegó con piratas y reinas
Esa. Esa misma gota.
Te recorre mientras estás descuidada
te invade, te provoca, te suscita.
Te conmueve, te hace suspirar.
Pero no te das cuenta
porque miras al horizonte,
donde, aquellas, ni te miran, ni te adoran
ni te quieren, ni te desean.
Mientras, la que morirá por ti se desvanece, se evapora
en tu piel, pero antes alcanza tus labios; consigue besarte
sin que te percates,
porque tú estás más allá,
lejos de la gota más lejana al mar y lejos de ti.
Mirso de Tolina
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