"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































miércoles, 13 de julio de 2016

Los vuelos regulares, las manzanas imperfectas y la vida irregular

La vida es irregular y las manzanas son imperfectas. En las fruterías se exponen los mejores y más artificiales productos con el fin de ser vendidos más facilmente. Brillantes, impolutos, redonditos e iguales en su calibre. Como si todos  hubieran nacido del mismo brote o del mismo científico loco que despeinado se ríe a carcajada limpia con su cesto lleno de clones frutícolas. 
Pues bien, no quiero hablar de  agricultura de mercado, me refiero a que en lo imperfecto está la belleza y en lo irregular se manifiesta la vida dando bandazos imprevisibles de un lado a otro de los polos universales, a más velocidad que la velocidad de la luz. Sí, la vida es irregular y gracias a ello nos sentimos vivos y gracias a ello hay vida. La vida no se manifiesta como un continuo. Se expresa caóticamente manteniendo su carácter, eso sí, de "vida no hay más que una".

En fin, tampoco quiero hablar de biología universal, lo que quería decir es que cuando llego a destino subido al querido avión que me llevó, en el mismo instante que el avión frena, la gente imperfecta e irregular se levanta de sus asientos con prisa, con mucha prisa, aglutinándose en el pasillo como placas de ateroma en un avión obeso y sedentario. El pico de la maleta de uno golpea la coronilla de otro. El cuello de aquel, girado de forma inverosímil para no tragarse el botón de aviso de azafatas. Me imagino un mundo donde la gente permanece sentada tranquilamente conversando con su compañero de viaje mientras esperan la apertura de puertas. Un mundo donde al abrirse las puertas de la aeronave los pasajeros viviesen alegremente su llegada con calma y tuviera que subir la Guardia Civil para desalojar el avión, un mundo donde se viviese el aterrizaje y la llegada al aeropuerto como si estuviéramos en una comuna hippie, donde flotase el olor a marihuana, el amor libre y la pachorra comunal.

Me pregunto si en la historia de la aviación, en algún vuelo, se juntaron un grupo de especímenes de homo sapiens que mantuvieron la serenidad y tranquilidad en sus asientos sin agolparse en el pasillo. No, creo que no. Porque eso sería un mundo poco irregular e imperfecto, y nosotros, no somos así. Que disfruten de su viaje. Bienvenidos a su destino humanidad de manzanas y vida. Que vivan las manzanas imperfectas que dan sentido a este mundo entrópico.

nota: Años después. durante la pandemia de Covid, la gente empezó a respetar la salida del avión bajando por filas mientras los demás estábamos sentaditos. La perfección dentro de la imperfección. Tuvo que cambiar el caos del mundo para que hubiese un poco más de orden. Prefiero el caos público a aquella disciplina militar.

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