Hace 100.000 años el Homo Sapiens partió de África buscando, seguramente un lugar más acogedor, con más comida y más seguro para procrear. Los científicos calculan que recorríamos alrededor de unos 20 km al día buscando comida y refugio. Esta forma de vida duró, como digo, poco menos de 100.000 años.
Pero ahora; ¿dónde están los desiertos, las junglas, los ríos y cadenas montañosas que nos toca recorrer o cruzar? Esos 20km son más naturales para nosotros y nuestro cerebro que el cocido de la abuela o que pasarse las horas muertas frente a la televisión.
Según recientes investigaciones aquellos que siguen la naturaleza humana y mantienen una actividad física diaria tienen todas las papeletas para un buen envejecimiento y también para un aceptable rendimiento cognitivo. Los que no, deberían ponerse manos a la obra porque sus capacidades seguramente estén por debajo de su posibilidades.
Los que hacen ejercicio superan a los que no en pruebas que miden la memoria de larga duración, el razonamiento, la atención, la resolución de problemas e incluso la llamada inteligencia fluida. Hay estudios que ofrecen de forma sistemática el siguiente resultado: cuando los perezosos y holgazanes del ejercicio participan en un programa de actividad aeróbica, empiezan a recuperar sus facultades deterioradas. No hace falta más que 4 meses. También sucedió lo mismo con niños en edad escolar. Pero cuando abandonan el programa su puntuación cae en picado hasta los niveles iniciales.
¿Qué tipo de ejercicio se debe hacer y cuánto?
En el estudio el mejor resultado se da con ejercicio aeróbico durante 30 minutos seguidos, dos o tres veces por semana. Añadamos también ejercicios de fuerza y conseguiremos todavía más beneficios. Esto dice el laboratorio.
¿Pero que dice el sentido común?
¿Pero que dice el sentido común?
Dale al cuerpo los nutrientes mínimos necesarios y se mantendrá simplemente a flote. Dale al cuerpo nutrientes de calidad, en cantidad justa y en relación a factores como talla, género, peso, actividad diaria, temperatura, intolerancias y verás como le llevas a lo más alto de sus posibilidades. Podemos hacer ejercicios aeróbicos y mejorar pero seguramente nuestros antepasados no sólo hacían este tipo de trabajo.
¿Y qué pasa con los ejercicios de velocidad, resistencia y flexibilidad? ¿Y qué pasa con las habilidades motrices básicas? Capacidad de orientación espacio-temporal, capacidad de reacción, creatividad motriz, equilibrio y coordinación.
¿Pasamos de ellas?
Nuestro cerebro y nuestro cuerpo nos dará su máximo rendimiento si las entrenamos. Ahora sólo falta darle la cantidad y la dosis necesaria según nuestro nivel. Busca un buen entrenador, un buen gimnasio donde puedas encontrar todo esto o aprende a entrenar.
No estaría mal para empezar el año con buen pie.
Es una apuesta segura.
La dieta de la alcachofa no tanto.
La dieta de la alcachofa no tanto.
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