"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































jueves, 15 de septiembre de 2011

Halos y varitas

Conduciendo por esos caminos de España, me ha llamado la atención, entre otras muchas, dos cositas: la primera es la cantidad de mierda que hay en las cunetas, más concretamente la cantidad de botellas de plástico llenas de pipí, que la gente tira por no bajar del coche a hacer sus necesidades. Hace tiempo que lo venía observando paro no sabía qué era. Un día lo escuché por la radio. Ese líquido amarillo de la botella es "meao". Puuuag!
La segunda es el numeroso grupo de conductores que conducen con el brazo, el codo, e incluso he visto hasta el pie (esto último por parte del acompañante, menos mal) por fuera de la ventanilla.
Tanto la botellita de marras como el brazo aventurero, tienen un halo tan peculiar, que por mi mente pasa la imagen de Torrente cada vez que lo veo. Si tuviera una varita; a los de las botellas les haría que apareciesen en la nevera de su casa todas las que han arrojado por la ventanilla. Con los del brazo por fuera del coche les colocaría en la mano un recogedor para que fuesen limpiando, de paso,las cunetas.
Así todo solucionado.
¿Dónde estará esa varita con su halo mágico que necesita este mundo?



miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Qué pasará si no fluye?

La naturaleza fluye. Según dice el diccionario, entre otras definiciones del término fluir, me interesa la siguiente: marchar o desarrollarse algo sin dificultad. He ido comprobando conforme pasan los años, que aquello que fluye, suele poseer de un Halo  mágico que hace que todo transcurra sin problemas. Pero, aquello que no fluye, aquello que cuando empieza se traba desde el primer segundo, no suele, por no decir nunca, acontecer de forma fácil. 
Llamas por teléfono para preguntar por algo muy simple. Lo único que necesitas es una contestación rápida. La cosa empieza a complicarse, -que si me manda una foto-, -que si usted me dijo-, -que si tiene que hacerme una fotocopia-, -que si yo qué sé-...
Y al contrario. Algo que piensas que va a ser muy complicado se resuelve por arte de magia en tres segundos. Porque ha dado la casualidad, porque llegaste en el momento justo, porque no hiciste algo que lo hubiera complicado, porque el universo confluye y te toca con su Varita. A veces la vida te sorprende con más de lo que se podría imaginar.
Por ejemplo, he intentado, tres veces, insertar esta entrada en el blog y no me ha dejado.
¿Debería no intentarlo más? 
¿Qué pasará si lo hago?
¿Fluirá?

martes, 6 de septiembre de 2011

Sosiego (quitando un des)


Al día siguiente, viernes, desayuné solo. A lo lejos, la ciudad continuaba con su neurótico e intranquilo bullicio diario, sin más por qué que la simple inercia de la marabunta entre los grandes edificios. Llevaba un año en aquella casa perdida en la montaña. Había dado largos paseos por los alrededores, había visto decenas de veces los mismos árboles, los mismos caminos, había recorrido las innumerables veredas, muy poco transitadas por los lugareños. Me había sentado en aquel banco desde donde se divisaban todos los pueblos de alrededor.  También la infinita costa y  un  misterioso mar desconocido y familiar a la vez. Pero hasta aquel viernes por la mañana, nunca me había parado a pensar que aquellos parajes serían distintos con el paso de los días. 
Ahora, a raíz de nuestro encuentro todo será diferente y con el tiempo lo será más. Nada volverá a ser lo mismo.




Mirso de Tolina

lunes, 5 de septiembre de 2011

Desasosiego (colocando un des)


Al día siguiente, viernes, desayuné solo. A lo lejos, la ciudad continuaba con su neurótico e intranquilo bullicio diario, sin más por qué que la simple inercia de la marabunta entre los grandes edificios. Llevaba un año en aquella casa perdida en la montaña. Había dado largos paseos por los alrededores, había visto decenas de veces los mismos árboles, los mismos caminos, había recorrido las innumerables veredas, muy poco transitadas por los lugareños. Me había sentado en aquel banco desde donde se divisaban todos los pueblos de alrededor. También la infinita costa y un misterioso mar desconocido y familiar a la vez. Pero hasta aquel viernes por la mañana, nunca me había parado a pensar que aquellos parajes serían distintos con el paso de los días.


Ahora, a raíz de nuestro desencuentro todo será diferente y con el tiempo lo será más. Nada volverá a ser lo mismo.

Mirso de Tolina