Solía pasar la mano por la áspera pared
Saltaba las grietas del camino
De aquel sendero viejo
Entre árboles que no observaba.
Por aquel camino, también, un día, alcancé tu pequeña mano
Escalé tu delgado brazo
Siempre sucedía al atardecer
Entonces encendías tus claros ojos
Y me acurrucaba en tu olor
El viento pasaba de largo despeinándonos
Y tu olor se agazapaba en mi frasco de los recuerdos.
Uno de esos árboles de al lado,
Donde alguna vez nos subimos y jamás miramos
Nos ofrecía su rama extendida
Para que pudiéramos reírnos juntos
Para sentarnos en ella y columpiarnos
También para serenarnos
Y reírnos de vientos y huracanes pasados
De huracanes y vientos futuros.
Pasaban los días y mientras, nos reíamos y balanceábamos
En aquella rama, de aquel árbol que no recordamos
Nunca nos despeinamos, ni sentimos el peligro de vientos ni huracanes
Aunque rugieran a nuestros pies
Porque aquel árbol de al lado nos embrujó.
Hoy, estoy junto a la rama de aquel árbol que sigue en pie.
Que ahora sí observo y
Sigue en pie, te lo aseguro.
Mirando el vacío de esa rama
Con su fuerza, creo estar embrujado todavía.
Mirso de Tolina
1 comentario:
Es maravilloso que un amor perdure en el tiempo y siga manteniendo su magia intacta.
Para otros mortales con no tanta suerte se recomienda la vitamina B12 para vivir el presente y afrontar el futuro pasando página.
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