Esta carta merece la pena. Apareció en el suplemento semanal de un periódico español:
"Número de registro: 2011897; especie: búho real; causa de ingreso; disparo por arma de fuego; estado: muy grave; pronóstico: fatal. Para este espléndido animal, esta cita supone una sentencia de muerte, ya que un ojo reventado y varios huesos fracturados y desvitalizados hacen imposible su recuperación. Abatido sin escrúpulos por pura diversión, ha resistido consumiendo sus reservas y mantenido intacto su mimético plumaje. Sin embargo, en ningún momento ha perdido su esbelta pose, lo cual me empuja a dedicarle este humilde tributo. Con su único ojo vivo me escruta sin mostrar miedo alguno. Decido respetar su dignidad dejándolo de pie sobre la mesa de quirófano, mientras el analizador de sangre y la reveladora radiografía emiten el veredicto que ya conozco de antemano. A pesar de su avanzada edad (30 años, calculo) y su noble porte, su suerte está echada. Sus penetrantes y anaranjados ojos no volverán a ser testigos de más crepúsculos de fantasía. Con su sobria expresión parece estar diciéndome: -Vamos, haz lo que tengas que hacer...- Diluyo mi frustración en el rojo y letal líquido mientras el gas anestésico adormece a este viejo cazador y pienso: -Puedes irte con orgullo, amigo, que tengas un buen viaje-.