"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































lunes, 20 de diciembre de 2010

Nada se pierde

Cuando era pequeño mi madre no quería comprarme las típicas meriendas de  la hora del recreo que los demás  niños sí llevaban. Pero un día, no me preguntéis por qué, a mi madre se le cruzó la neurona y me compró un croissant relleno de chocolate. Estuve esperando con mucha impaciencia el momento del recreo. Desde las nueve hasta las once mi cabeza solo podía pensar en aquella delicia de chocolate, por fin.

Sonó el timbre para salir al patio. Me agaché para recoger de debajo de mi pupitre la merienda envuelta en papel de estraza. Y todavía recuerdo aquel espacio vacío que estuve mirando durante segundos interminables. No había nada. Podía ver el infinito bajo aquella mesa. Sentí la desolación. Sentí el nada. El caos. El por qué.

No desayuné aquel día.
Todo siguió igual que hasta la fecha.
Nada de croissant de chocolate, como siempre.
Alguien se dio cuenta de que aquello era demasiado para mí.

Ya no quise nunca más una merienda de anuncio de TV.
El típico bocadillo de toda la vida fue con el que crecí y soñé.






3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si te sirve de consuelo, yo me como un suizo y me da cargo de conciencia.

Anónimo dijo...

Qtanda, cómprate tú el croissant de chocolate.
Feliz Año Nuevo, con bocadillos de toda la vida y croissanes de chocolate, de crema, de mermelada, de cabello de ángel...

Anónimo dijo...

Me encanta y te felicito por el blog alternativo que te has montado (el del avión) pero echo de menos tus cuentos, vivencias y comentarios a los que nos tenías acostumbrados y que tanto nos hacían disfrutar.