"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"

Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.








































viernes, 18 de febrero de 2011

Niñerías


A mí nadie me dijo, nadie me avisó, que cuando llegara a adulto, las cosas se complicarían un poco más. Lo de levantarse temprano para ir al colegio, que el compañero te rompiese algunas hojas del libro o que te pelearas con algún amigo y pasasen unas cuantas horas hasta volver a dirijirle la palabra, eran grandes problemas en aquellos tiempos, pero nada en comparación con los rollos de los adultos. Hay que reconocer que  nuestros problemas, nuestros grandes quebraderos de cabeza,  los arreglaría un niño sin vacilar. Para él serían niñerías sin importancia. Entonces la solución es clara: deberíamos pensar como adultos de niños y como niños en edad adulta. Con lo fácil que es.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabes como nos alegra que te hayas decidido a escribir de nuevo. Esperamos que este tiempo de relax te haya dado nuevas ideas. Enhorabuena y sobretodo gracias.

Anónimo dijo...

¿No te parece que lo mejor sería nacer al revés? Y que la vida transcurriese de viejo a niño, hasta sumirnos en la ignorancia y perder los miedos.