Salté un año del calendario
enredado entre miércoles y lunes
veranos
y otoños
azules de esponja y grises de lija
pantalones y abrigos
cacerolas y grifos.
Me salté mañanas de espejo y brillantes sonrisas.
Por sueños paseé entre furtivos impulsos
sin ganas ni euforias
sin tonterías, sin abalorios.
Salté lo imposible que un títere puede imaginar.
Miedos, rabias, tristezas. Chapoteé sobre sentidos comunes
desesperanzas y torbellinos amortiguados de escándalos.
Me salté perdones y disculpas
embarré en lodos siniestros como oscuras arañas
me asfixié en desayunos papales
resucité entre escombros y corolarios.
Fui emparedado y acribillado.
Hipnotizado y olvidado.
Escondido y traicionado.
Pero, después, algo después de ese crudo deambular
unos hermosos, relucientes, blancos Dioses
me acecharon desde sus arieladas nubes.
Quisieron que flotase en su Edén, entre sus posesiones.
Me derritieron hasta destilarme en uno de ellos.
Sabio, alto, orgulloso, fiel, exuberante.
Todavía no.
Un nuevo Yo está por llegar. Bienvenido.
Un nuevo Yo está por llegar. Te quiero.
"de vez en cuando los amigos tienen el deber de hacerse sentir como cuando eran niños"
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas.
He aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré,
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas,
Dibujando una elipse
me quedaré,
entre el sol y mi corazón.
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