Algunas veces no puedo remediar el que aparezca en mi mente la idea de que hay una gran mayoría de altos cargos, en el ámbito de la salud, la economía, el trabajo, la infancia, el deporte, las artes, las ciencias, la comunicación, la investigación...blablabla, y sobre todo la política, donde como digo, la persona que ocupa ese alto rango tiene muchas posibilidades de haber sido en su infancia el tonto de la clase. Y no me refiero al que sacaba peores notas. En mi escuela el tonto de mi clase fue nombrado delegado.
Es como el Tetris.
El puesto está esperándolo en el fondo de alguna administración o empresa, con sus "características específicas", en cuanto a poder y control. De repente, el tonto aparece por cualquier lado del inmenso y oscuro espacio, se le ve venir que cae del limbo a una velocidad determinada y constante, unos de uno color otros de otro, unos golpes en la espalda por aquí, un giro inesperado por allá y "clik".
Justo. Tal para cual.
Puesto para tonto.
Los dos encajan perfectamente.
Hay que seguir investigando porque esto se complica.
No paran de caer tontos del cielo.